miércoles, 16 de enero de 2013

INTIMIDAD

OSHO: SECRETO.

Tomado del ABC de la Iluminación. Pág. 262 y 263, Primera ed. 2007, ed. Debolsillo

Todo lo hermoso es interior, y lo interior supone intimidad. ¿Has observado a las mujeres cuando hacen el amor? siempre cierran los ojos.  Ellas saben algo. El hombre hace el amor con los ojos abiertos, pues al mismo tiempo es un mirón. No está totalmente por lo que hace; no se implica del todo.  no deja de ser un voyeur, como si fuese otro el que hiciese el amor y el estuviese  observando, como si el acto sexual tuviese lugar en una pantalla de cine o de televisión.  Pero la mujer sabe más porque está en  sutil armonía con el interior. Siempre cierra los ojos, y el amor cobra una  fragancia  completamente diferente.

Así como la semilla requiere oscuridad e intimidad en el seno de la tierra, todas las relaciones que son íntimas y profundas se mantienen ocultas. Requieren intimidad: un lugar donde solo existan dos. Y llega un momento en que incluso los dos se funden en uno.

Dos amantes en profunda armonía acaban fusionándose. Solo existe uno. Están juntos y respiran juntos; existe una unión. Eso no sería posible si hubiese mirones jamás serían capaces de entregarse si otros estuviesen observando. Las miradas de los otros servirían de barreras. Así pues, todo lo hermoso y profundo tiene lugar en la oscuridad.

No lo olvides, y ten  siempre presente, que sería una tontería por tu parte hacer que tu vida fuese completamente pública.  Sería como ir con los bolsillos vueltos del revés.  Ese sería tu aspecto; como bolsillos vueltos del revés.  No hay nada de malo en ser extrovertido, pero recuerda que solo es una parte de tu vida. No hay que confundirla con todo.

No digo que te muevas siempre en la oscuridad. La luz tiene sus propias cualidades y su propia razón de ser. Si la semilla se queda en la oscuridad para siempre y no sale a recibir la  luz del sol de la mañana, es que está muerta. Primero tiene que sumirse en la oscuridad para brotar, reunir fuerzas, adquirir vitalidad y renacer; pero luego tiene que salir  y hacer frente al mundo y a la luz y a la tormenta, y a las lluvias.  Tiene que aceptar el desafío del exterior.

Pero solo puedes aceptar ese desafío si estas profundamente arraigado en tu interior.  No digo que os evadáis; no digo que cerréis los ojos y os desenvolváis por dentro sin salir nunca al exterior.  Lo único que digo es que os volváis hacia  dentro para salir cargados de energía, de amor y de compasión. Vuélvete hacia dentro, de modo que cuando salgas de nuevo, no seas un mendigo sino un rey. Vuélvete hacia dentro de modo que al salir tengas algo que compartir; las flores y las hojas. Vuélvete hacia dentro para  que al salir seas más rico y no más pobre y cuando te sientas exhausto recuerda siempre que la fuente de energía se encuentra en tu interior cierra los ojos y entra

Establece relaciones externas, pero también relaciones internas. Las relaciones externas son inevitables, por supuesto, ya que estás en el mundo y en él hay relaciones comerciales; pero no deberían ser las únicas. Tienen su papel en la obra, pero ha de haber algo completamente íntimo y secreto, algo que puedas considerar tuyo propio.

La vida surge de esa fuente interior y se difunde en el espacio exterior. Tiene que haber un equilibrio - siempre predico el equilibrio. Por eso no diré nunca que tu vida tenga que ser un libro abierto; de ningún modo. Algunos capítulos abierto, de acuerdo, pero también algunos capítulos completamente cerrados, en el más profundo misterio. Si sólo eres un libro abierto, serás una prostituta; siempre aguardando desnuda en la plaza del mercado, con sólo la radio puesta. No, eso no funcionaría.

Si eres un libro abierto, serás como un día sin noche o un verano sin invierno. ¿Dónde buscarás entonces reposo; equilibrio y refugio? ¿Adónde irás cuando el mundo es demasiado para ti? ¿Adónde irás a rezar y a meditar? No, mitad y mitad es lo perfecto. Deja abierta la mitad del libro, abierta y al acceso de todo el mundo; pero deja que la otra mitad de tu libro sea tan secreta que sólo tengan acceso unos pocos invitados.

Sólo en contadas ocasiones permites que alguien entre en tu templo. Así es como debe ser. Si la multitud entra y sale, el templo deja de ser un templo. Puede ser la sala de espera de un aeropuerto, pero no de un templo. Sólo raras veces, muy raras veces, permites que alguien entre en tu ser. En eso consiste el amor.