viernes, 24 de julio de 2020

COVID, BURKA Y PARANOIA

COVID, BURKA Y PARANOIA
Por: Omkar Avel
Aparece el Coronavirus en China en noviembre de 2019, hay que tener mucho cuidado, lo menos que uno visite un hospital y cementerios me dije, el 07 marzo de 2020 aparece el paciente cero en Colombia, el virus entró EN ALFOMBRA ROJA por el Aeropuerto el Dorado de Bogotá, los primeros pacientes eran pasajeros que recientemente habían venido de Europa y Estados Unidos, luego en el barrio los rumores de que una de las “Hermanitas Calle” dizque vecinas del sector tenía el Covid, para entonces ya tenía conmigo alcohol, gel antibacterial y papel para el secado de manos y había tomado por mi cuenta los cuidados de distanciamiento social antes que lo decretaran.

Iniciando el mes de julio de 2020 mi hermano es hospitalizado por asuntos del Corazón, eso alteró la familia, empezaron los contactos y diálogos familiares, por pandemia se hace imposible visitarlo, pero llega el momento que había que llevarle algunos objetos de aseo personal y se me pidió que fuera yo a llevarlos, se me dijo que no dejan entrar, que el paquete está marcado con la palabra CORONARIOS (del Corazón), el nombre de mi hermano, el piso y el número de la habitación, sencillo, es solo dejarlo en portería, pero una vez en la Clínica, ya en portería se me dijo que ellos no reciben nada, que había que llevarlo a la habitación del paciente, se me  permitió entrar y me orientaron  la ruta a seguir, unos metros más adelante, en un corredor me encuentro con otro vigilante que restringe el paso, me pidió mi nombre y lo que buscaba, se comunicó con el piso y me dejo esperando, mientras tanto cuatro personas de la salud totalmente cubiertos con barbijos, gafas, guantes y gorros empujando una cama UCI con una paciente como dormida, sedada o en coma, ¿qué sé yo?... pero entubada, ¡algo de pánico!, para dar paso y evitar que la cama me rozara me arrinconé de cara a la pared, pero la cama no avanzaba y parecía encorralado, luego la cama siguió su ruta, el vigilante recibió la autorización, me pidió otros datos y me orientó por donde seguir al ascensor, indicándome que una vez en el piso tocara el timbre, que allí salía una enfermera y le entregara a ella el paquete, una vez cerca al ascensor me encuentro que esa cama UCI que ya había visto, la iban a meter al asesor, me pareció más seguro coger las escaleras, una vez en el piso y usando un tapabocas poco seguro llegue algo asfixiado, lo que me obligó a retirarme esa bufanda que más parecía una “burka” y la tenía de barbijo y sorpresa, en frente mío está la misma cama UCI con la paciente entubada, me escabullí de allí lo más rápido, pero algo perdido en esos pasillos.

Busco a quien preguntar y me encuentro con dos personas de aseo, moviendo unos recipientes con desechos hospitalarios, llevaban puestos guantes, gorros, gafas industriales y máscaras antigases de estilo militar que dan más pánico, les pregunté por la sala de “CORONARIOS”, no me entendían por las máscaras, le mostré el letrero que tenía el paquete donde se podía leer SALA CORONARIOS (del corazón),  me orientaron, seguí la ruta señalada a paso ligero y firme, llegué a la sala y las puertas estaban abiertas de par en par, busqué el anunciado timbre y para nada, entré un poco y veo en la primer habitación con paredes y puerta de vidrio transparente como un local-vitrina de centro comercial, en el centro un paciente “dormido” y entubado, no es mi hermano, no veía a nadie a quien preguntar, cuando detrás mío, aparece la cama UCI que había visto desde el primer piso y parece que yo estaba estorbando el paso, en la misma sala me evadí al otro corredor y avanzo, veo en ese pasillo otras habitaciones-vitrinas, miro más pacientes entubados y “dormidos” pero ninguno era mi hermano, no quería estar allí pero sigo caminando y lamentaba que mi hermano lo tuvieran en esa sala en medio de la pandemia, cuando por fin veo una enfermera cubierta como un astronauta, apenas le iba a preguntar… (…), ella me dice que no puedo estar ahí que es prohibido, se levanta de la silla como si me fuera a sacar e empellones, pero yo caminaba más rápido que ella hacia afuera, alcance a mostrarle el letrero del paquete y me señaló la ruta y seguía regañándome, solo alcance a decirle que me orientaron mal, ya estaba afuera de esa sala y seguí la ruta indicada, por fin llegué a un lugar sin salida, unas puertas cerradas y empiezo a buscar el timbre, veo unos rectángulos de pasta negra en la pared, para no tocarlo saco unas llaves de moto y oprimo con ellas, pero era una pasta rígida, no respondía, en la otra pared encontré otra pasta similar hundí con la punta de la llave pero tampoco respondía, al fin vi un suiche blanco y un letrero que decía “TIMBRE”, ¡qué alivio!, lo oprimí con la misma punta de la llave y a la puerta asomó una enfermera, pregunté mostrando el nombre del destinatario y dirección anotada y me confirmó que ahí era el lugar, ¡que descanso!, entregué el paquete y salí corriendo escalas abajo, al salir por portería principal veo un envase de gel anti-bacterial, le pedí al portero quien muy amable me permitió sacar una dosis y restregué bien las manos, seguí hacia mi moto y “paniqueado” me fui a casa, en los semáforos en rojo quería desaparecer cuando se me acercaba otro “motoneto”.

Una vez en casa, en la entrada me despojo de todos los  trapos, los llevo al lavadero, lavo el calzado, lavo las llaves y algunos trapos a mano con abundante jabón, otros a la lavadora, le echo buen detergente ya mezclado en agua y me meto a la ducha, allí me embadurno de jabón, me estrego casi a desteñirme, me dejo como en remojo me enjuago y repito otra enjabonadura, me enjuago nuevamente con abundante agua, me dejó escurriendo unos treinta segundos en quietud y con los ojos cerrados, tomo una toalla limpia, después de usada la echo a la lavadora y enciendo la máquina para que se lave con el resto de ropa, me cepillo los dientes, me puse ropa ligera y fresca, extendí la ropa recién lavada, la que dejé por ocho días colgada en el patio y otros días más doblada en cuarentena mientras guardar distanciamiento social y en lo posible encierro por catorce días, luego de este tiempo un dolor de garganta a las 2:00 de la madrugada, despierto con pánico, me hago un té con jengibre, mientras lo bebo prendo el computador para consultar  los síntomas de COVID y su relación con el dolor de garganta, busco test virtuales y realizo dos, con resultados satisfactorios, pero con recomendaciones de usar mascarilla y el distanciamiento social, al otro día sin querer salir de casa, debía hacerlo para ir en busca de un termómetro, me asee bien, me puse un buen tapabocas y salí, en la primer farmacia me dijeron que estaban agotados, que tal  vez no lo conseguía, pregunté dónde estaba la otra farmacia más cerca, me orientaron, allí fui exagerando con el distanciamiento y solo habían termómetros para niños, me parecía insensato buscar más y compré el que me ofrecían que tenía en uno de sus extremos “un Sol con carita feliz”, ya en casa me puse el termómetro en la axila y marcó 32.4, me digo con alivio: “no tengo fiebre, pero parece que tengo hipotermia”, luego de una ducha lo probé nuevamente en la axila contraria y marcaba ya 32.8, “parece que  sigo con hipotermia", los días siguientes seguí tomándome la temperatura ya mostraba entre 34.5° y 36°, mientras el dolor de garganta mejoraba en el día y se agudizaba en la madrugada, luego de una consulta médica  por tele llamada se dictamina laringitis, me dan unas órdenes virtuales y recomendaciones de mascarilla y distanciamiento.

sábado, 4 de julio de 2020

LAS SIETE PALABRAS

LAS SIETE PALABRAS 
Citamos nueve frases reflexivas de ese Gran Maestro Jesús, cada una de SIETE PALABRAS y con una profundidad de acá a la última estrella.

  1. "Mi reino no es de este mundo" (Juan 18:36)
  2. "No deis lo santo a los perros" (Mateo 7:6) 
  3. "Yo estoy con vosotros todos los días" (Mateo 28:20)
  4. "Y el que conmigo no recoge, desparrama" (Mateo 12:30)
  5. "Al Cesar lo que es del Cesar" (Lucas 25:25)
  6. "A Dios lo que es de Dios" (Lucas 25:25)
  7. "Vosotros sois la sal de la tierra" (Mateo 5:13)
  8. "Perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34)
  9. "Yo soy el alfa y la omega" (Apocalipsis 21:6)
  10. "El que tenga oídos para oír, oiga" (Mateo 13:9)