“APRENDER A CALLAR”
CUENTO
ZEN
Cuatro
estudiantes se prometieron el uno al otro observar siete días de absoluto
silencio.
Durante
el primer día, todos permanecieron callados. Su meditación había empezado con
buen pie. Pero al caer la noche, como fuera que la luz de las lámparas de
aceite habían empezado a palidecer, uno de los estudiantes no pudo evitar decir
a un sirviente:
“Recarga esas lámparas”.
Un segundo estudiante se quedó estupefacto al oír hablar al primero:
“Se suponía que no íbamos a decir una palabra”, observó.
“Sois los dos unos estúpidos. ¿Por qué habéis hablado?”, preguntó el tercero.
“Yo soy el único que no digo nada”, concluyó el cuarto estudiante
“Recarga esas lámparas”.
Un segundo estudiante se quedó estupefacto al oír hablar al primero:
“Se suponía que no íbamos a decir una palabra”, observó.
“Sois los dos unos estúpidos. ¿Por qué habéis hablado?”, preguntó el tercero.
“Yo soy el único que no digo nada”, concluyó el cuarto estudiante
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